Un día, en el año 2013, me encontraba navegando por internet y descubrí un video. La verdad es que no tengo claro cómo llegué a él. En el video estaba Alicia, vestida con una camiseta de color rojo intenso. Comencé a escucharla y, la verdad, no sabía muy bien de qué hablaba en aquel momento, algo de guías, de canalizar, de recibir sus mensajes, de que estaban con nosotros y, sin saber por qué, contacté con el email al que me redirigía el vídeo.
El próximo curso que realizaba lo daba en Barcelona. Le dije que me apuntase porque quería asistir cuanto antes. Sentí que era el momento de encontrarme con ella allí, aunque no sabía muy bien para qué. A partir de ese momento comencé a ver un montón de señales en forma de números: 11:11, 12:34, 22:22. Sabía que me estaban hablando. Desde que tomé la decisión de ir al curso sentía una emoción por dentro que me ilusionaba.
La verdad es que mi vida en aquel momento era un poco caótica. Hacía unos meses que me había separado, de la chica con la que me casé cinco años antes, había vuelto a vivir en casa de mis padres, porque mi economía no me permitía vivir solo, estaba sin empleo fijo y no le encontraba sentido a mi vida. En aquella época mi creencia era que ser cantante profesional en este país es complicado, a menos que estés triunfando en televisión o realizando muchas actuaciones en verano, y ese no era mi caso.
A todas las personas que me encontraba les hablaba del curso al que iba a ir y de las ganas que tenía y les preguntaba si habían oido hablar de aquello de canalizar. Una mujer que me encontré en una feria en Vallgorguina me dijo que conocía a Alicia y que me encantaría el curso.
Llegó el gran día. Estaba tan excitado que llegué tarde, no me preguntes por qué. Al entrar en la sala, percibí que había mucha gente, pero yo solo tenía ojos para Alicia. Me cautivó su energía, no sé qué fue, bueno, en realidad sí, amor, palpitaciones, una energía enorme me atraía como si fuese un imán, desde el centro de mi pecho. Tenía ganas de fusionarme con ella, pero no podía, porque no habría estado bien que me abalanzase sobre "la profe" sin ningún respeto, en medio del curso. Me contuve, pero seguí sintiendo esa energía de atracción durante todo el tiempo, atracción y alegría de estar allí. Traté de no llamar mucho la atención, ya que llegaba tarde, pero ella me contó que mi llegada no la dejó indiferente, y no porque yo fuera su tipo. Nuestras almas estaban expresándose en aquel reencuentro.
Por la tarde llegó el momento más esperado del curso, el momento en que iba a conocer a mi guía. Estaba super contento. La verdad es que no había seguido muchas meditaciones guiadas. Normalmente meditaba en silencio. Fue comenzar la meditación y al poco terminó. Mi sensación era que no habían pasado ni 5 minutos, pero habían pasado 40. Me sentí en paz, elevado, en conexión plena con la Luz, pero no vi nada, solo sentí paz y amor, un amor que me recargaba de energía, y también escuché el nombre de mi guía. Con eso ya me daba por satisfecho. Yo no sé qué sucedió durante el curso pero cuando llegó la hora de canalizar escuché perfectamente a mi guía. Desde el primer momento comenzó a darme pautas concretas. Cuando terminó el curso salí con una energía muy elevada.
Las brumas que había en mi vida comenzaron a disiparse, Alicia y yo comenzamos una relación que me llenó de energía y vitalidad. Muchas ganas de hacer cosas nuevas. Comencé a canalizar a diario y, aunque no confiaba mucho al principio, seguí canalizando y confiando. Entre canalizaciones ambiguas recibía mensajes concretos.
Lo primero de lo que mi guía me habló fue de mi guitarra. Hacía más de cuatro años que no tocaba. La había abandonado por completo y tenía miedo de cogerla de nuevo. Cuatro años atrás me comparé con un guitarrista profesional, que me hizo una crítica y yo me la creí (no tocas bien) y decidí que solamente cantaría desde entonces.
A cada sugerencia que mi guía me recomendaba, le daba una oportunidad y siempre, sin excepción, era un avance, para mí y para mi autoestima. A día de hoy he logrado crear canciones que nunca me hubiera imaginado crear, he escrito libros, artículos, dado conferencias y cada día me proponen nuevos retos. El último: crear canciones instrumentales para las meditaciones que guiamos a diario, para la web espiritualonline.com.
Cada paso que doy de la mano de mis guías me empodera, cada paso de valentía dado es un escalón que subo hacia mi propia evolución y autoestima. Mis creaciones me dan el valor que muchas veces no vi en mí y todo gracias a la constancia canalizando y atreviéndome a avanzar, a pesar de los miedos o las dudas.
Hoy solo puedo darle las gracias a mis guías por abrirse paso para llegar hasta mi mente, a veces, obtusa; y también, a mi mente por atreverse a abrirse a la posibilidad de que haya una vida plena, más allá de las obligaciones y de lo socialmente correcto. Más allá de las brumas en las que, a veces, se sumergen nuestras vidas.